jueves, 8 de marzo de 2007




Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.
1 Tesalonicenses 5:15-22


Si somos hijos de Nuestro Señor Jesucristo con discernimiento, debemos desarrollar la capacidad de discernir entre lo verdadero y lo falso. Los idiomas originales de las Escrituras nos comunican esta idea. La palabra principal usada en hebreo para "discernimiento" es traducida como "comprensión", "habilidad", o "cuidado". También Incluye la idea de hacer distinción. De hecho, el verbo griego traducido en "discernir" en el Nuevo Testamento, significa "hacer diferencia". Así que el discernimiento es el proceso mental de hacer distinción cuidadosa en cuanto a la verdad, no podremos discernir verdaderamente sin desarrollar la capacidad de separar la verdad divina del error.

La Escritura nos dice cómo discernir. "Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal" (1 Tesalonicenses 5:21-22). Allí, en tres mandamientos directos, para el pueblo de Dios, el Apóstol Pablo nos da los requisitos de una mente con discernimiento. EXAMINADLO TODO: Comenzando con el versículo 16, el Apóstol Pablo nos comparte consejos básicos de la vida cristiana: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis el Espíritu. No menospreciéis las profecías". "Examinadlo todo". Tiene un significado importante que en la inspiración del Espíritu del Señor el Apóstol escribiera tocante al discernimiento después de una lista de mandamientos. Pues es sumamente importante para una vida cristiana eficaz como lo son la oración y el contentamiento. Esto puede sorprender a algunos cristianos que consideran el discernimiento como una responsabilidad específicamente del pastor. Sabemos que a través de sus cartas a Timoteo, el Apóstol Pablo dice al ministro que preste atención cuidadosa a la sana doctrina, predique la Palabra, proteja la verdad, etc., también alentó a Timoteo a que evite los falsos maestros y confronte a quienes se oponen a la verdad. Todo ministro del Señor Jesús debe tener la habilidad de enseñar la verdad y refutar la falsa doctrina (Tito 1:9).

Nuestra pasión debe ser: conocer la verdad y predicarla con autoridad. Esa debe ser la pasión de todo ministro del Señor Jesús porque todo lo que enseñamos afecta los corazones y las vidas de quienes nos oyen. El mismo discernimiento cuidadoso que el Apóstol Pablo exigía a los pastores, es el deber de TODO CRISTIANO: "Examinadlo todo" (1 Tesalonicenses 5:21). Podríamos también entenderlo como "analizad" o "probad". Se refiere al proceso de analizar algo para revelar su verdadera naturaleza, como el análisis de metales preciosos. Pablo alienta a los creyentes a que escudriñen todo lo que oyen para distinguir entre lo verdadero y lo falso. Actitud que hubo en la primera edad de la Iglesia según Apocalipsis 2:1-3, los hermanos probaban, examinaban a los que se decían ser apóstoles. Situación muy diferente en los hermanos de Tesalónica. Lucas los compara con la iglesia de Berea, que tenía más discernimiento. Los de Berea "eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hechos 17:11). ¿Por qué eran tan vulnerables, débiles a las falsas enseñanzas? Seguramente fue porque les faltaba el discernimiento que podemos ver en los hermanos de Berea. Los tesalonicenses no examinaban todo a la luz de la Palabra de Dios. Si lo hubieran hecho, no hubieran sido engañados tan fácilmente. Pablo afirma que la Biblia es el único criterio confiable por medio del cual los creyentes podemos evaluar cualquier mensaje que afirma ser verdad de Dios.
RETENED LO BUENO:
"Retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21) La expresión "retened", que recibamos y protejamos la verdad del Evangelio. En Judas 1:3 el Apóstol dice: que contendáis ardientemente por la FE que una vez a sido dada a los santos, Pablo nos llama a tener el mismo cuidado que le exigió a Timoteo: "Oh, Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado" (1 Timoteo 6:20 ver 2 Timoteo 1:13-14). Como soldados del Señor Jesucristo nuestra posición debe ser una posición defensiva militar contra toda altura que se levante contra la ciencia de Dios o de alguna manera la afecte (2da. Corintios 10:3-6).
"Retener" va más allá del consentimiento con "lo bueno" y habla de amar la verdad con todo el corazón. Los que verdaderamente disciernen están comprometidos con la sana doctrina. El Apóstol Pablo exhortaba a los tesalonicenses a alimentar y cultivar su amor por la verdad. (2da. Tesalonicenses 2:10) si no aprendemos, ejercitándonos a discernir, nos desviaremos por el camino de la " FE FINGIDA", sustituir la superstición, falsedad en lugar de la verdad. La fe fingida lleva a dos extremos: por un lado mira hacia adentro, confiando en los sentimientos, voces interiores, fantasía u otras sensaciones carnales. Por otro lado deposita su esperanza en alguna autoridad humana externa las enseñanzas de algún líder supremo o la tradición. Nunca las Sagradas Escrituras nos da lugar a una fe ciega, que rechaza considerar la autenticidad del mensaje y simplemente acepta todo lo que dice ser verdad. Esta Ley Perfecta elimina la "fe fingida" guiada por los sentimientos, emociones, y la imaginación humana. En su lugar, debemos identificar "lo que es bueno" al examinar todo cuidadosamente, objetivamente, evaluando todo de acuerdo a las Santas Escrituras.
Ningún maestro humano, ninguna experiencia personal, ningún sentimiento fuerte debe ser exento del discernimiento de los hijos de Dios. De hecho, si las palabras de los profetas en los tiempos apostólicos debían ser examinadas y evaluadas, seguramente debemos tomar las palabras de quienes se llaman a sí mismos "profetas" y predicadores hoy en día y someterlas a un análisis aún más intenso a la luz de las Escrituras. La experiencia y los sentimientos, no importa cuán poderosos sean, no determinan la verdad. Esas cosas deben ser analizadas.
"Lo bueno" es la verdad que está de acuerdo con la Palabra de Dios. La palabra "bueno" quiere decir, que habla de algo que es bueno por su naturaleza. No es simplemente algo agradable, hermoso, o deseable en su apariencia. Se refiere a algo bueno en sí mismo. En otras palabras, "lo bueno" no es lo que nos entretiene, lo que es bien recibido por el mundo ni lo que satisface a la carne. Lo bueno es verdadero, auténtico, confiable, aquello que está REVELADO en la Palabra del Señor Jesucristo.
Cuando usted encuentre tal verdad, abrácela y guárdela como un tesoro!!!
APÁRTESE DE LO MALO:
Una respuesta negativa al mal: "absteneos de toda especie de mal" (1 Tesalonicenses 5:22). La palabra traducida "absteneos" es un verbo muy fuerte que significa "mantener distancia", "rehuir". Es la misma palabra usada en 1 Tesalonicenses 4:3, "que os apartéis de la fornicación", y en 1 Pedro 2:11, "que os abstengáis de los deseos carnales". Nos dice que debe haber una separación total de "toda clase de mal". Esto, por supuesto, incluiría el mal comportamiento. Pero la referencia más importante parece ser la mala enseñanza o doctrina (Proverbios 19:27 Cesa hijo mío de oír la enseñanza que induce a divagar de las razones de la Sabiduría). Habiendo examinado todo a la luz de la Palabra de Dios, cuando usted identifique algo que no corresponde -- algo que es malo, no es cierto, es erróneo o contrario a la sana doctrina -- apártese de ello!!!
Satanás disfraza sus mentiras como verdad. No siempre hace guerra abierta contra el Evangelio. Es mucho más probable que ataque la Iglesia infiltrándola con error sutil. Usa la estrategia de ubicar a sus líderes falsos en la Iglesia, donde pueden "introducir encubiertamente herejías destructoras" (2 Pedro 2:1). Pone sus mentiras en labios de alguien que dice hablar de parte del Señor -- alguien agradable y atractivo -- y luego reparte sus mentiras perversas en la Iglesia donde puede desviar a los discípulos del Señor Jesucristo (Hechos 20:30). Disfraza la mentira como verdad. Hace parecer buena a la maldad.
Muchos en la Iglesia hoy día están siendo vencidos por esta estrategia, mientras que otros son engañados por cualquier cosa que se dice ser cristiana. No examinan todo. No se aferran a la verdad. Y no descartan lo malo. Son vulnerables, débiles a la falsa doctrina y no pueden defenderse de la fe fingida.
Dios nos ha dado la verdad de Su Palabra y nos manda que la guardemos y la pasemos a la próxima generación. Francamente, la generación actual está fracasando miserablemente en esta tarea. A menos que haya un cambio radical en la forma en que escudriñamos, estudiamos, la Iglesia continuará perdiendo influencia, será cada vez más mundana, y se irá más y más hacia la fe fingida. ¿Cómo podemos cultivar el discernimiento? ¿Qué debe suceder para que la Iglesia corrija estas tendencias y recobre esa perspectiva bíblica?
DESEAR SABIDURÍA:
El primer paso es el deseo. Proverbios 2:3-6 dice: "Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia".
Si no deseamos el discernimiento, no lo tendremos. Si lo que nos importa es la felicidad, la salud, el dinero, la prosperidad, la comodidad y la satisfacción personal, nunca tenderemos discernimiento. A menos que estemos dispuestos a examinar todas las cosas cuidadosamente, no podemos esperar tener defensa alguna contra la fe fingida.
El deseo por el discernimiento es un deseo nacido de la humildad. Es la humildad la que desconfía de los sentimientos personales y desprecia la autosuficiencia (2 Corintios 12:5). Es en la humildad, que somos movidos a ir a la Palabra de Dios como autoridad final en todas las cosas (Hechos 17:11). La única defensa que tenemos contra la falsa doctrina es discernir, examinar todo, e ir a la Palabra de Dios con gran cuidado. El deseo de tener discernimiento, entonces, implica una gran estima de las Escrituras y el entusiasmo por comprenderlas correctamente (2 Timoteo 2:15).
La oración, sin duda alguna, es la expresión hacia Dios del deseo del corazón. Cuando Salomón fue coronado luego de la muerte de David, el Señor se le apareció en un sueño y le dijo: "Pide lo que quieras que yo te dé" (1 Reyes 3:5). Salomón podría haber pedido riquezas materiales, poder, victoria sobre sus enemigos, o lo que quisiera. Pero Salomón pidió discernimiento (v. 9). La Escritura dice: "y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto" (v. 10). Fíjese que Dios alabó a Salomón porque su pedido fue completamente un bien hacia los demás. "Porque has demandado esto y no pediste para ti" (v. 11). El egoísmo no puede ir juntamente con el verdadero discernimiento. La Iglesia moderna ha producido una generación de creyentes tan centrados en sí mismos que no pueden tener discernimiento. Sólo les interesa el beneficio personal, incluso en aspectos espirituales. Solamente les importa que se satisfagan las necesidades que ellos sienten. Aunque Salomón tuvo oportunidad de pedir larga vida, prosperidad personal, salud, dinero, ignoró todo eso y en cambio pidió discernimiento. Por ello Dios también le dio riquezas, honor y larga vida mientras siguiera en el camino del Señor (v. 11-14).

Santiago 1:5 promete que Dios responderá generosamente a la oración: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". El discernimiento no es suficiente si no va acompañado de la obediencia (Santiago 1:22). La falta de obediencia es un engaño a nosotros mismos. No es verdadero discernimiento, no importa cuánto conocimiento intelectual tengamos.

También debemos imitar a quienes demuestran tener discernimiento. No sigamos a líderes que son "niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina" (Efesios 4:14). Encuentre y siga a líderes que demuestran la habilidad de discernir, de analizar y refutar el error, de enseñar las Escrituras clara y correctamente. Escuche a predicadores que enseñen cuidadosamente la Palabra de Verdad. Expóngase a la enseñanza de personas que piensan críticamente, analíticamente y cuidadosamente. Escuche a personas que entienden dónde el error ha atacado a la Iglesia a través de la historia. Todos podemos aprender de estos hombres con discernimiento, y nos haría bien imitar la claridad con que hablaban la verdad en contra del error. Los que pueden poner en evidencia y responder a los errores de los falsos maestros están en el cuerpo de Cristo, para ayudarnos a todos a pensar críticamente y con claridad. Aprendamos de ellos.

Finalmente, volvemos al punto que hemos mencionado repetidas veces. El verdadero discernimiento requiere el estudio diligente de la Palabra de Dios. Nadie puede verdaderamente tener discernimiento sin comprender la Palabra de Dios. Todo el deseo del mundo no le puede dar discernimiento si usted no estudia las Escrituras. La oración por el discernimiento no es suficiente. La obediencia por sí misma no será suficiente. Tampoco serán suficientes los ejemplos humanos que Dios nos de. El discernimiento florece solamente en un ambiente de estudio bíblico y enseñanza. Cuando Pablo se estaba despidiendo de los ancianos de Éfeso, les advirtió sobre las influencias devastadoras que los amenazarían en su ausencia (Hechos 20:28-31). Les alentó a estar en guardia, alerta (vs. 28, 31). ¿Cómo? Solamente la Palabra de Dios: "Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados" (Hechos 20:32).

Examinemos 2 Timoteo 2:15 con cuidado: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad". (La tarea de separar la Palabra de Dios de la tontería humana es realmente un gran desafío para muchos hoy día. Tome nota de las crecientes cantidades de libros "cristianos" que promueven puntos de vista extraños. Debemos descartar tal falta de sensatez y dedicarnos a la Palabra de Dios). Que peor vergüenza delante de Dios mismo la de manejar la Palabra de Dios sin discernimiento. Si no podemos distinguir entre la verdad y las vanas palabrerías, si no podemos identificar y responder a los maestros falsos, o si no podemos manejar la verdad de Dios con habilidad y comprensión, deberíamos estar avergonzados.
Y si podemos usar bien la palabra de verdad, entonces debemos estudiarla con gran diligencia. No hay alternativa mi amado hermano. Solamente a medida que conocemos bien la Palabra de Dios somos "perfectos, preparados para toda buena obra" (2 Timoteo 3:17). Ésa es la esencia del discernimiento.

Sin lugar a dudas necesitamos adquirir día a día madurez espiritual en el proceso del discernimiento (2 Pedro 3:18 y Hebreos 5:11-14). A medida que maduramos, nuestros sentidos se ejercitan en la habilidad de discernir entre el bien y el mal. Sabemos esto basándonos en el aspecto natural de la vida. La responsabilidad más importante de los padres es enseñarles a los hijos a tener discernimiento. Lo hacemos continuamente, aún cuando nuestros hijos son adolescentes. Les ayudamos a pensar sobre diferentes asuntos, comprender lo que es sabio y lo que es necio, les alentamos a tomar las decisiones correctas. De hecho, el objetivo de un padre es criar un hijo con discernimiento. No pasa de la noche a la mañana, y no sucede sin enseñanza diligente de por vida. Lo mismo podemos aplicarlo en la vida espiritual. No oramos por discernimiento y nos despertamos con toda sabiduría. Es un proceso en el cual crecemos. Continuemos mi amado hermano!!! En el camino de la madurez. Pues la recompensa es sumamente dichosa e inigualable:


Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia;
Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra.
Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz.
Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
Y bienaventurados son los que la retienen.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
Guarda la ley y el consejo, Y serán vida a tu alma,
Y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente,
Y tu pie no tropezará.
(Proverbios 3:13-18, 21-23)